Saponificación

Es el proceso y el resultado de saponificar. Este verbo se emplea en el ámbito de la química para nombrar a la acción de hidrolizar un compuesto orgánico de tipo éster.

 Para comprender qué es la saponificación, hay que conocer el significado de varios conceptos. Hidrolizar supone provocar una hidrólisis: es decir, desdoblar una molécula por intermedio del agua. Un éster, por su parte, es el compuesto resultante del reemplazo, en un ácido, de un átomo de hidrógeno por un radical alcohólico.

Estos procesos químicos son muy importantes ya que permiten la elaboración de jabón. A través de la saponificación, un cuerpo graso se une al agua y a una base para convertirse en un jabón. Éste puede ser transparente (si se trabaja en caliente) u opaco y lechoso (si el proceso se lleva a cabo en frío).
Para producir jabón a nivel industrial, de este modo, se suelen emplear calderas donde se pone una materia grasa a hervir. De a poco, se añade hidróxido de sodio mientras la mezcla es agitada. Así, cuando la saponificación empieza a desarrollarse, la mezcla se vuelve pastosa. El resultado del proceso es la obtención de jabón y de glicerina.

Es importante tener en cuenta que no todas las grasas pueden utilizarse para producir jabón: por eso se divide a los lípidos en saponificables insaponificables,
según la posibilidad de que sean
sometidos, o no, a la saponificación.
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 ¿Qué es el jabón y cómo se puede elaborar?
 El jabón es uno de los productos químicos que más habitualmente usamos en las tareas de limpieza. Como todo lo que nos rodea, es un compuesto químico, y muy fácil de preparar. Así que vamos a ponernos manos a la obra, y vamos a aprender cómo funciona y cómo preparar jabón.


PREPARACIÓN
  1. En primer lugar tendremos que medir el aceite, y lo ponemos en un cuenco. Para que se quede más limpio podemos usar harina como blanqueante. Lo ideal sería dejarla uno o dos días hasta que la harina se vaya al fondo del recipiente.
  2. Ahora ponte los guantes, hay que tener cuidado con el uso de la sosa caústica. La sosa caústica es hidróxido de sodio (NaOH), y es dañino por ingestión, inhalación, contacto con piel y ojos. Así que hay que usarlo con precaución, y mejor en un espacio abierto. Añade la sosa al agua y agita, preferentemente con un utensilio de acero inoxidable o de madera. Observarás que la mezcla se calienta, por eso se dice que la disolución de sosa en agua es exotérmica (desprende calor). La disolución a veces lleva un rato, ten paciencia.
  3. Ahora vertemos con cuidado la disolución de sosa sobre el aceite, mejor si lo hacemos cuando aún está caliente.
  4. A agitar, y a seguir demostrando esa paciencia que te caracteriza. Puede llevar tres cuartos de hora fácilmente conseguir que la mezcla espese, momento en que sabrás que has terminado. Cuando notes que la cuchara de madera deja un surco tras de sí, será un buen momento para parar.
  5. Ahora añade la esencia de tu elección y la sal y dale un poco más.
  6. Échalo en un molde y deja que se endurezca durante dos o tres días. Cuando esté duro, sácalo del molde y déjalo al aire libre un par de semanas. Dale la vuelta y déjalo un par de semanas más.
  7. Disfruta.
¿Por qué el jabón limpia?
 Una solución jabonosa es una suspensión en agua de micelas de jabón. El jabón limpia al atraer las moléculas no polares (grasas y otras) hacia el centro no polar de la micela. La parte exterior, polar, de la micela, es atraída hacia el agua al ser eliminada por el lavado de la grasa “solubilizada”
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 Cita algunas razones por las que el jabón es beneficioso

 Ayuda a luchar contra las manchas de la piel. Otro de los beneficios del jabón suavizante casero es que suaviza y da luminosidad a la piel. Tonifica y regenera la piel. Es muy recomendable para el cuidado de las pieles secas.Además, ¡no contamina!

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